jueves, 15 de enero de 2015

Del 18 al 25 de enero de 2015 se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es una iniciativa a la que se adhieren la mayoría de las Iglesias y confesiones cristianas y que se viene celebrando desde 1908. Se trata de una cita anual que nos damos los cristianos de todo el mundo para rezar por nuestra plena unidad visible según el deseo de Jesús, expresado en su oración a Dios Padre en la sobremesa de la última Cena: «Que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea» (Jn 17, 21).


Un acontecimiento de mucha trascendencia ecuménica e interreligiosa que ha tenido lugar el año pasado ha sido la peregrinación del papa Francisco a Tierra Santa con ocasión del 50 aniversario del encuentro en Jerusalén entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras. Ha sido un viaje lleno de gestos y palabras que tuvo un epílogo en su encuentro en los jardines vaticanos con los presidentes de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina el domingo 9 de junio para rezar por la paz. En la Declaración Conjunta, firmada en Jerusalén por el papa Francisco y el patriarca ecuménico Bartolomé I el 25 de mayo 2014, después de constatar la importancia del abrazo que se dieron el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras hace 50 años que preparó el camino para «remover de la memoria y de la mente de las Iglesias las sentencias de mutua excomunión de 1054», se afirma
lo siguiente:
«Aun siendo plenamente conscientes de no haber alcanzado la meta de la plena comunión, confirmamos hoy nuestro compromiso de avanzar juntos hacia aquella unidad por la que Cristo nuestro Señor oró al Padre para que “todos sean uno” (Jn 17, 21). Con el convencimiento de que dicha unidad se pone de manifiesto en
el amor de Dios y en el amor al prójimo, esperamos con impaciencia que llegue el día en el que finalmente participemos juntos en el banquete eucarístico. En cuanto cristianos, estamos llamados a prepararnos para recibir este don de la comunión eucarística, mediante la confesión de la única fe, la oración constante, la conversión interior, la vida nueva y el diálogo fraterno. Hasta llegar a esta esperada meta, manifestaremos al mundo el amor de Dios, que nos identifica como verdaderos discípulos de Jesucristo
(cf. Jn 13, 35)».
Que la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2015 impulse a todos los cristianos hacia la unidad visible tan deseada por el Señor y nos lleve a una solidaridad real con los hermanos nuestros que sufren persecución a causa de su fe y a comprometernos con ellos por la libertad y la paz 
Lecturas de la misa dominical: 18 de enero 2015
Primera lectura: 1 Samuel 3,3b-10. 19:
En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.»Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve a acostarte.» Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel.
Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.»
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.
Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.»
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: «¡Samuel, Samuel!» Él respondió: «Habla, que tu siervo te escucha.»Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.

Salmo responsorial: Sal 39

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad


Segunda lectura: 1Corintios 6,13c-15a.17-20:

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

Evangelio: Juan 1,35-42:

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: «Rabí, que significa Maestro, ¿dónde vives?» Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías, que significa Cristo.»Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas, que se traduce Pedro.»