sábado, 30 de noviembre de 2013

Lecturas de la misa dominical
Primera lectura: Isaías 2,1-5
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.» Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

Salmo: Sal 131
Vamos alegres a la casa del Señor

Segunda lectura: Romanos 13,11-14
Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.

Evangelio: Mateo 24,37-44
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. »

Síntesis de la Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”

La Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” recoge la riqueza de los trabajos del Sínodo dedicado a “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012.  Es el primer documento oficial del  pontificado del Papa Francisco, ya que la encíclica “Lumen Fidei” fue escrita en colaboración con su predecesor, el Papa Benedicto XVI.

Quiero dirigirme a los fieles cristianos –escribe el Papa- para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” .Se trata de un fuerte llamamiento a todos los bautizados para que, con fervor y dinamismo nuevos, lleven a los otros el amor de Jesús en un “estado permanente de misión”, venciendo “el gran riesgo del mundo actual”: el de caer en “una tristeza individualista”.

El Papa invita a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, a no encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos”.Es necesaria “una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están” y una “reforma de estructuras” eclesiales para que “todas ellas se vuelvan más misioneras”.El Pontífice piensa también en “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización”.El deseo de que las Conferencias episcopales pudieran dar una contribución a fin de que “el afecto colegial” tuviera una aplicación “concreta” –afirma- todavía “no se realizó plenamente”. Es necesaria “una saludable descentralización”. En esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia “no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia”.

Signo de la acogida de Dios es “tener templos con las puertas abiertas en todas partes” para que todos los que buscan no se encuentren “con la frialdad de unas puertas cerradas”. “Tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera”, así, la Eucaristía “no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia”.El Papa reitera que prefiere una Iglesia “herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia... preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente... es que tantos hermanos nuestros vivan” sin la amistad de Jesús.

El Papa indica las “tentaciones de los agentes pastorales”: individualismo, crisis de identidad, caída del fervor.“La mayor amenaza” es “el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando”. Exhorta a no dejarse vencer por un “pesimismo estéril” y a ser signos de esperanza poniendo en marcha “la revolución de la ternura”. Es necesario huir de la “espiritualidad del bienestar” que rechaza los “compromisos fraternos” y vencer “la mundanidad espiritual” que consiste en “buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana”. El Papa habla de los que “se sienten superiores a otros” por ser “inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado” y, “en lugar de evangelizar lo que se hace es ...clasificar a los demás”, o de los que tienen un “cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción” en las necesidades de la gente. Se trata de “una tremenda corrupción con apariencia de bien...¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales!” .

Lanza un llamamiento a las comunidades eclesiales a no caer en envidias ni en celos “dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades, ¡cuántas guerras!” .“¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?. “Subraya la necesidad de hacer crecer la responsabilidad de los laicos, mantenidos “al margen de las decisiones.” a raíz de “un excesivo clericalismo”.Afirma que “todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”, en particular “en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes” .“Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres...no se pueden eludir superficialmente” .Los jóvenes deben tener “un protagonismo mayor”.Frente a la escasez de vocaciones en algunos lugares, afirma que “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones”.

Afrontando el tema de la inculturación, recuerda que “el cristianismo no tiene un único modo cultural” y que el rostro de la Iglesia es “pluriforme”. “No podemos pretender que los pueblos de todos los continentes, al expresar la fe cristiana, imiten los modos que encontraron los pueblos europeos en un determinado momento de la historia”. El Papa reafirma la “fuerza activamente evangelizadora” de la piedad popular y alienta la investigación de los teólogos, invitándoles a llevar en el corazón “la finalidad evangelizadora de la Iglesia” y a no contentarse con “una teología de escritorio”.

Se detiene “con cierta meticulosidad, en la homilía” porque “son muchos los reclamos que se dirigen en relación con este gran ministerio y no podemos hacer oídos sordos”. La homilía “debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”, debe saber decir “palabras que hacer arder los corazones”, huyendo de “una predicación puramente moralista o adoctrinadora”. Subraya la importancia de la preparación: “Un predicador que no se prepara no es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable” .“Una buena homilía...debe contener «una idea, un sentimiento, una imagen» .La predicación debe ser positiva para que de “siempre ... esperanza” y no nos deje “encerrados en la negatividad”.El anuncio mismo del Evangelio debe tener características positivas: “cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena”.

Hablando de los retos del mundo contemporáneo, el Papa denuncia el sistema económico actual: “es injusto en su raíz” .“Esa economía mata” porque predomina “la ley del más fuerte”. La cultura actual del “descarte” ha creado “algo nuevo”: “Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»”. Vivimos en una “nueva tiranía invisible, a veces virtual”, de un “mercado divinizado” donde imperan la “especulación financiera”, “una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta” .Denuncia los “ataques a la libertad religiosa” y “las nuevas situaciones de persecución a los cristianos... En muchos lugares se trata más bien de una difusa indiferencia relativista”. La familia –prosigue el Papa- “atraviesa una crisis cultural profunda”. Insistiendo en “el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad” ,subraya que “el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que...desnaturaliza los vínculos familiares”.

Reafirma “la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana” y el derecho de los pastores “a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas”. “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social”. Cita a Juan Pablo II cuando afirma que la Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia» . “Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica” antes que sociológica. “Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos”. “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres... no se resolverán los problemas del mundo”. “La política, tan denigrada” –afirma- “es una de las formas más preciosas de la caridad” . “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad.... la vida de los pobres!”. Después una advertencia: “Cualquier comunidad de la Iglesia” que se olvide de los pobres “correrá el riesgo de la disolución”.

El Papa invita a cuidar a los más débiles: “los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados” y los migrantes, por los que exhorta a los países “a una generosa apertura”. Habla de las víctimas de la trata de personas y de nuevas formas de esclavitud: “En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda”. “Doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia”. “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección” están “los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana”. “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión... No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”. A continuación un llamamiento al respeto de todo lo creado: “estamos llamados a cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos”.

Por cuanto respecta al tema de la paz, el Papa afirma que “es necesaria una voz profética” cuando se quiere construir una reconciliación falsa que “silencie” a los más pobres mientras “algunos no quieren renunciar a sus privilegios”.Para la construcción de una sociedad “en paz, justicia y fraternidad” indica cuatro principios: “El tiempo es superior al espacio” significa “trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos” .“La unidad prevalece sobre el conflicto” quiere decir obrar para que los opuestos alcancen “una unidad pluriforme que engendra nueva vida” . “La realidad es más importante que la idea” significa evitar que la política y la fe se reduzcan a la retórica .“El todo es superior a la parte” significa aunar globalización y localización.

La evangelización -continúa el Papa- también implica un camino de diálogo” que abre a la Iglesia para colaborar con todas las realidades políticas, sociales, religiosas y culturales. El ecumenismo es “un camino ineludible de la evangelización”. Es importante el enriquecimiento recíproco: “¡cuántas cosas podemos aprender unos de otros!, por ejemplo, “en el diálogo con los hermanos ortodoxos, los católicos tenemos la posibilidad de aprender algo más sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre su experiencia de la sinodalidad” ; “el diálogo y la amistad con los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús”; “el diálogo interreligioso”, que se conduce con “una identidad clara y gozosa”, es “es una condición necesaria para la paz en el mundo” y no oscurece la evangelización ; “en esta época adquiere gran importancia la relación con los creyentes del Islam”: el Papa implora “humildemente” para que los países de tradición islámica aseguren la libertad religiosa a los cristianos, también “¡teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales!”. “Frente a episodios de fundamentalismo violento” invita a “evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia” . Y contra el intento de privatizar las religiones en algunos contextos, afirma que “el debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas” . Reitera de este modo la importancia del diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes.

El último capítulo está dedicado a los “evangelizadores con Espíritu”, que son aquellos que “se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo” que “infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente” .Se trata de “evangelizadores que oran y trabajan” ,conscientes de que “la misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo” : “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás” . “En nuestra relación con el mundo-precisa-, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan” . “Sólo puede ser misionero –añade- alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros”: “si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida” . El Papa invita a no desanimarse ante los fracasos o la escasez de resultados porque la “fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada”; “sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria” . La Exhortación concluye con una oración a María “Madre del Evangelio”. “Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño”.


Para leer el texto completo en castellano de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” o descargarlo en formato PDF, pinchar en el siguiente link o copiarlo.

http://www.vatican.va/phome_sp.htm



sábado, 23 de noviembre de 2013

Festividad de Cristo Rey del universo


Desde pequeños hemos mirado a Jesús en la cruz, y me atrevo a decir que siempre nos hemos fijado en ese cartel que le pusieron encima. INRI: “Iesus Nazarenus rex iudaeorum”, Jesús nazareno, el rey de los judíos. ¿Jesús es rey? El pobre Pilato mandó colgar aquel cartel en la parte más alta de la cruz como burla hacia Jesús, pero sin saberlo estaba diciendo de Él una gran verdad: Jesucristo es Rey. Sí, y no sólo “de los judíos”, sino del universo. Hoy celebramos la solemnidad de Cristo como rey universal, el que reina sobre todas las cosas, Señor de cielo y tierra. Al final del año litúrgico, siempre miramos a ese Jesús que reina sirviendo, y entregando su vida por nosotros en la cruz, tal y como nos lo presenta el Evangelio de este domingo.

Los que contemplaban aquel espectáculo, autoridades y pueblo, “hacían muecas a Jesús, diciendo: a otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido”. Nos cuenta S. Lucas que “se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. 
Cuando no se tiene fe, es difícil ver al Mesías en un hombre azotado y crucificado. Pero desde la fe, sabemos que Jesús en la cruz se muestra más rey que en ningún otro sitio. La cruz es el trono del Señor; su corona, de espinas.
Jesús es un rey muy diferente a los que acostumbramos a ver. Su reino es de paz, misericordia, justicia, vida y verdad; un reino que no es de este mundo, y que no tendrá fin.
El rey Jesús nos muestra que Dios actúa desde la debilidad, y no por la fuerza. Qué bien supo entender esto el buen ladrón, crucificado junto a Jesús, cuando le dijo “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Jesús le respondió: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”. A ese paraíso también nos invita el Señor, pero antes nos pide que colaboremos con Él en la obra de la salvación. Que hoy, más que nunca, recemos con fuerza aquellas palabras del Padrenuestro: ¡Venga a nosotros tu Reino! ¡Hagamos que Dios reine en nuestro mundo, porque reina en tu vida y en la mía! 

sábado, 16 de noviembre de 2013

Durante los domingos del mes de diciembre se pueden hacer donaciones de  ropa para  personas sin techo. Las prendas que se necesitan en este momento son abrigos y cazadoras para hombres y calzado de invierno. 


 Trigesimo tercer domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C


Lecturas de la misa dominical
Primera lectura: Malaquías: 3, 19-20 
Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir –dice el Señor de los ejércitos–, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

Salmo responsorial: Salmo 97 
El Señor llega para regir los pueblos con rectitud

Segunda lectura: IITesalonicenses 3,7-12
Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.

Evangelio:  San Lucas: 21, 5-19 
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. 
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» 
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» 
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» 
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»





viernes, 8 de noviembre de 2013

Lecturas de la misa dominical


Primera lectura: Macabeos: 7, 1-2. 9-14 
En aquellos días, arrestaron a siete hermanos junto con su madre. El rey Antíoco Epífanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne de puerco, prohibida por la ley. Uno de ellos, hablando en nombre de todos, dijo: "¿Qué quieres saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres".
El rey se enfureció y lo mandó matar. Cuando el segundo de ellos estaba para morir, le dijo al rey: "Asesino, tú nos arrancas la vida presente, pero el rey del universo nos resucitará a una vida eterna, puesto que morimos por fidelidad a sus leyes".
Después comenzaron a burlarse del tercero. Presentó la lengua como se lo exigieron, extendió las manos con firmeza y declaró confiadamente: "De Dios recibí estos miembros y por amor a su ley los desprecio, y de él espero recobrarlos". El rey y sus acompañantes quedaron impresionados por el valor con que aquel muchacho despreciaba los tormentos.
Una vez muerto éste, sometieron al cuarto a torturas semejantes. Estando ya para expirar, dijo: "Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la firme esperanza de que Dios nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida".  



Salmo 16:  Al despertar, Señor, contemplaré tu rostro.

Segunda lectura: 2 Tesalonicenses: 2, 16-3, 5 
Hermanos: Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y nuestro Padre Dios, que nos ha amado y nos ha dado gratuitamente un consuelo eterno y una feliz esperanza, conforten los corazones de ustedes y los dispongan a toda clase de obras buenas y de buenas palabras.
Por lo demás, hermanos, oren por nosotros para que la palabra del Señor se propague con rapidez y sea recibida con honor, como aconteció entre ustedes. Oren también para que Dios nos libre de los hombres perversos y malvados que nos acosan, porque no todos aceptan la fe.
Pero el Señor, que es fiel, les dará fuerza a ustedes y los librará del maligno. Tengo confianza en el Señor de que ya hacen ustedes y continuarán haciendo cuanto les he mandado. Que el Señor dirija su corazón para que amen a Dios y esperen pacientemente la venida de Cristo. 
Evangelio: San Lucas: 20, 27-38

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?"
Jesús les dijo: "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado.
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para El todos viven".
Os invitamos a un momento de oración en torno a María el sábado 16 de noviembre en la casa de las servidoras del evangelio. Dirección: calle Bugorna 11 (metro дорогожичи). Hora: 17.30 h
Angelus del día de Todos los Santos en la Plaza de San Pedro
La meta de nuestra existencia no es la muerte, ¡es el Paraíso! Los Santos, los amigos de Dios, nos aseguran que esta promesa no decepciona. En su existencia terrena, han vivido en comunión profunda con Dios. En el rostro de los hermanos más pequeños y despreciados han visto el rostro de Dios, y ahora lo contemplan cara a cara en su belleza gloriosa.

Los Santos no son superhombres, ni han nacido perfectos. Son como nosotros, como cada uno de nosotros, son personas que antes de alcanzar la gloria del cielo han vivido una vida normal, con alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. 
Pero ¿qué ha cambiado su vida? Cuando han conocido el amor de Dios, lo han seguido con todo el corazón, sin condiciones o hipocresías; han gastado su vida al servicio de los demás, han soportado sufrimientos y adversidades sin odiar y respondiendo al mal con el bien, difundiendo alegría y paz.
Ser Santos no es un privilegio de pocos, como si alguno hubiera recibido una gran herencia. Todos nosotros tenemos la herencia de poder llegar a ser Santos en el Bautismo. Es una vocación para todos. Por tanto, todos estamos llamados a caminar por la vía de la santidad, y tiene un rostro: el rostro de Jesús. Él nos enseña a llegar a ser Santos. Jesucristo, Él en el Evangelio nos muestra el camino: el de las Bienaventuranzas (Cfr. Mt 5, 1-12). En efecto, el Reino de los cielos es para cuantos no ponen su seguridad en las cosas, sino en el amor de Dios; para cuantos tienen un corazón sencillo, humilde, no presumen ser justos y no juzgan a los demás, cuantos saben sufrir con quien sufre y alegrarse con quien se alegra, no son violentos sino misericordiosos y tratan de ser artífices de reconciliación y de paz. Los Santos nos dicen: ¡confíen en el Señor, porque Él no decepciona! ¡El Señor no decepciona jamás! Es un buen amigo. Con su testimonio los Santos nos animan a no tener miedo de ir contracorriente o de ser incomprendidos cuando hablamos de Él y del Evangelio; nos demuestran con su vida que quien permanece fiel a Dios y a su Palabra experimenta ya en esta tierra el consuelo de su amor, y después el “céntuplo” en la eternidad.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Homilía de la Santa Misa con ocasión de la Jornada de la Familia

Homilía de la Santa Misa con ocasión de la Jornada de la Familia
Vamos a meditar sobre algunas características fundamentales de la familia cristiana.
1. La primera: La familia que ora. Hay dos modos de orar, uno falso – el del fariseo – y el otro auténtico – el del publicano. La actitud del fariseo  no manifiesta la gratitud a Dios por sus beneficios y su misericordia, sino la satisfacción de sí. El publicano, por el contrario, no utiliza muchas palabras. Su oración es humilde, se reconoce necesitado del perdón de Dios.¿Rezan alguna vez en familia?¿Cómo se reza? Como el publicano: Cada uno con humildad se deja mirar por el Señor y pide su bondad. Pero, en familia, ¿cómo se hace? Porque parece que la oración es algo personal, y además nunca se encuentra el momento oportuno, tranquilo, en familia… Sí, es verdad, pero es también cuestión de humildad, de reconocer que tenemos necesidad de Dios. Y todas las familias, tienen necesidad de Dios: ¡todas! Necesidad de su ayuda, de su fuerza, de su bendición, de su perdón.¡Para rezar en familia se requiere sencillez! Rezar el “Padre nuestro”, alrededor de la mesa, no es algo extraordinario: es fácil. Y rezar juntos el Rosario, en familia, es muy bello, da mucha fuerza. Y también rezar el uno por el otro: el marido por la mujer, la mujer por el marido, ambos por los hijos, los hijos por los padres, por los abuelos… Rezar el uno por el otro. Esto es orar en familia
2. Otro aspecto: la familia conserva la fe. ¿De qué manera, en familia, conservamos la fe? ¿La tenemos en nuestra familia, como un bien privado, como una cuenta bancaria, o sabemos compartirla con el testimonio, con

la acogida y apertura hacia los demás? Las familias cristianas son familias misioneras. Son misioneras en la vida de cada día, haciendo las cosas de todos los días, ¡poniendo en todo la sal y la levadura de la fe!
3. Y un último aspecto: la familia que vive la alegría. ¿Cómo es la alegría en tu casa? ¿Cómo es la alegría en tu familia? La verdadera alegría que se disfruta en familia no es algo superficial, no viene de las cosas, de las circunstancias favorables… Viene de la armonía profunda entre las personas y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse mutuamente el camino de la vida. A la base de esta alegría profunda está la presencia de Dios en la familia, está su amor acogedor, misericordioso, respetuoso hacia todos. Dios nos enseña a tener este amor paciente, el uno con el otro. Sólo Dios sabe crear la armonía de las diferencias. Si falta el amor de Dios, también la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos, y se apaga la alegría. Pero la familia que vive la alegría de la fe la comunica espontáneamente, es luz del mundo, es levadura para toda la sociedad

Lecturas del domingo 3 de noviembre

Domingo, 3 de noviembre de 2013

Trigesimo primer domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Hoy quiero quedarme en tu casa
Lecturas de la misa dominical
Primera lectura: Sabiduría  11,22–12,2

Tú de todos tienes compasión, porque lo puedes todo y no te fijas en los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. ¿Cómo podrían existir los seres, si tú no lo hubieras querido? ¿Cómo podrían conservarse, si tú no lo ordenaras? Tú tienes compasión de todos, porque todos, Señor, te pertenecen y amas todo lo que tiene vida, porque en todos los seres está tu espíritu inmortal. Por eso, a los que pecan los corriges y reprendes poco a poco, y les haces reconocer sus faltas, para que apartándose del mal crean en ti, Señor.

Salmo responsorial: Sal 144
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Segunda lectura: II Tesalonicenses  1,11–2,2

Con este fin oramos siempre por vosotros, pidiendo a nuestro Dios que os tenga por dignos de haber sido llamados por él, y que cumpla con su poder todos vuestros buenos deseos y los trabajos que realizáis impulsados por la fe. De esta manera el nombre de nuestro señor Jesús será honrado por vuestra causa, y él os honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del señor Jesucristo. Ahora, hermanos, en cuanto al regreso de nuestro señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, os rogamos que no cambiéis fácilmente de manera de pensar ni os dejéis asustar por ningún mensaje espiritual, discurso o carta que recibáis, como si fuera nuestra, diciendo que el día del Señor ya ha llegado.

Evangelio:  Lucas 19,1-10

Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle, porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que, echando a correr, se adelantó, y para alcanzar a verle se subió a un árbol junto al cual tenía que pasar Jesús.
Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.»
Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor: «Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.»

ACTIVIDADES


A partir del mes de noviembre el icono de la Virgen visitará, como el año pasado, los hogares de aquellos que lo deseen. Que nuestra oración en torno a nuestra Madre, en comunidad y en familia nos fortalezcan en nuestra vida diaria y en nuestras preocupaciones y compromisos.

 Website  y contactos:         
 www.amigosenkiev/blogspot.com
 Facebook: Amigos en Kiev
Padre Tomaz Mavric CM: +380 972 555 615

Mª. Carmen:  0636801810

Homilía del Papa Francisco en Santa Marta, el 22 de octubre



Dios se implica, se mete en nuestras miserias, se acerca a nuestras llagas y las cura con sus manos, y para tener manos se ha hecho hombre. Es un trabajo personal de Jesús. Un hombre ha cometido el pecado, un hombre viene a curarlo. Cercanía. Dios no nos salva sólo por un decreto, una ley; nos salva con ternura, nos salva con caricias, nos salva con su vida, por nosotros.
“Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”. “Cada uno de nosotros – observó – conoce sus miserias, las conoce bien. ¡Y abundan!” Pero, evidenció, “el desafío de Dios es vencer esto, curar las llagas” como ha hecho Jesús. Es más: “hacer ese regalo sobreabundante de su amor, de su gracia”. Y así,  “se comprende esa predilección de Jesús por los pecadores”:
“En el corazón de esta gente abundaba el pecado. Pero Él iba hacia ellos con esa sobreabundancia de gracia y de amor. La gracia de Dios siempre vence, porque es Él mismo quien se entrega, quien se acerca, quien nos acaricia, quien nos cura. Quizá a alguno de nosotros no nos guste decir esto, pero aquellos que están más cerca del corazón de Jesús son los más pecadores, porque Él va a buscarlos, llama a todos: ‘¡Vengan, vengan!’. Y cuando le piden una explicación, dice: ‘Pero, aquellos que tienen buena salud no tienen necesidad del médico; yo he venido para curar, para salvar”.
“Algunos santos – afirmó también el Papa – dicen que uno de los peores pecados es la difidencia: desconfiar de Dios”. Por eso el Santo Padre se preguntó “¿cómo podemos desconfiar de un Dios tan cercano, tan bueno, que prefiere nuestro corazón pecador?” Es un Dios, concluyó el Pontífice, “que siempre vence con la sobreabundancia de su gracia, con la su ternura”, “con su riqueza de misericordia”.

Lecturas de la misa del domingo 27 de octubre

Domingo, 27 de octubre de 2013
Trigésimo Domingo del tiempo ordinario.

 La oración del humilde atraviesa las nubes
 
 Primera lectura: Eclesiástico  35: 12 - 14, 16 – 18

Porque el Señor es juez, y no cuenta para él la gloria de nadie. No hace acepción de personas contra el pobre, y la plegaria del agraviado escucha. No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda, cuando derrama su lamento. Quien sirve de buena gana, es aceptado, su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde las nubes atraviesa, hasta que no llega a su término no se consuela él. Y no desiste hasta que vuelve los ojos el Altísimo, hace justicia a los justos y ejecuta el juicio.

Salmo responsorial: Salmo  34: 2 - 3, 17 - 19, 23 El Señor escucha el grito del pobre

Segunda lectura: II Timoteo  4: 6 - 8, 16 - 18

Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su Manifestación. En mi primera defensa nadie me asistió, antes bien todos me desampararon. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todos los gentiles. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me salvará guardándome para su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio: Lucas  18: 9 – 14

Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»