miércoles, 26 de febrero de 2014

Crónica de los acontecimentos en Kiev durante los días 18 al 21 de febrero

La presencia de Dios acompaña las búsquedas sinceras que personas y grupos realizan para encontrar apoyo y sentido a sus vidas. Él vive entre los ciudadanos promoviendo la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia. Esa presencia no debe ser fabricada sino descubierta, desvelada (№ 71 de Evangelii Gaudium)

Os agradecemos la preocupación con la que habéis vivido esta semana por las noticias que llegaban de Ucrania y vuestra oración. En muy poco tiempo los acontecimentos nos encaminaban hacia el precipicio de una guerra o de una represión brutal. Pero también, de un día para otro se ha dado el milagro de la fuga del presidente y de la posibilidad de un nuevo nacimento de este país.

Desde finales de enero hasta el martes 18 de febrero, vivimos una tregua en la que se dejó en libertad a los presos de los enfrentamientos de enero. A su vez, la revolución devolvió los edificios oficiales que había tomado. Sólo se quedaron uno, que está en la misma plaza: el antiguo edificio de los sindicatos. Mientras, las concentraciones en Maidán seguían. El ambiente era de paz y de resolución por ir hasta el final para que ya este año hubiera un nuevo gobierno. La oración acompañaba las jornadas en Maidán: por las mañanas y al atardecer. Los domingos es cuando se concentraba más gente y quienes estaban más implicados en Maidán daban sus testimonios, los líderes políticos también apoyaban la causa en sus discursos. Pero antes de todo eso, la primera hora de esa concentración era de oración, era un momento ecuménico vivido con mucho respeto, también por aquellos que no se consideran creyentes. Estas concentraciones a pequeña escala iban teniendo lugar en diferentes puntos del país. En Nezhin se tenían cada tarde.

El martes 18 de febrero se había pedido a la gente concentrarse en la calle del Parlamento para presionar un cambio en la constitución. El presidente, en el 2010,  había hecho una modificación en ella que le otorgaba tanto poder que el parlamento acabó por tener una voz insignificante. Se encontraron con que el parlamento no iba a hablar del tema en el orden del día. Había una gran concentración de policías y dentro del parlamento estaban las fuerzas especiales de seguridad preparadas para una eventual irrupción de los manifestantes. Se había contratado a los “titushki”, delincuentes contratados para armar camorra. A partir de ahí se provocaron altercados entre policías y manifestantes. Otra vez hubo víctimas mortales y muchos heridos. Por la tarde estábamos fuera de casa y cerraron el metro. La ciudad se colapsó y tardamos mucho para poder llegar a casa. Por las calles las ambulancias pasaban con mucha frecuencia. La gente estaba muy asustada.

Por la noche una gran multitud se concentró en Maidán. Estuvieron orando. No podían rendirse aunque estaban muertos de miedo. Durante estos meses el presidente había puesto sus cartas encima de la mesa y la gente interpretaba en ellas que el gobierno era una dictadura solapada. A las dos de la madrugada llegaron las fuerzas del orden y quemaron el edificio de los sindicatos. Se consiguió sacar a muchas personas pero murieron también allí algunos.

Los días siguientes siguió sin funcionar el metro. El miércoles el presidente impuso una ley antiterrorista que controlaba las entradas a la ciudad y la lucha continuó. Hubo muertos y la gente como podía resistía en Maidán. Arrancaban las aceras con picos para lanzar los adoquines a la policía y quemaban ruedas para impedirles avanzar. Ya ese día denunciaron la presencia de francotiradores profesionales. Los que morían habían sido atravesados por balas antiblindados. Las iglesias de San Miguel (del patriarcado de Kiev) y la de San Alejandro (católica) se convirtieron en hospitales improvisados.

El jueves 20 el gobierno había declarado jornada de luto nacional por los muertos de esos días. Pero precisamente fue ese el día más sangriento. Aunque las cifras oficiales dicen que hay 82 fallecidos todos son conscientes de que se superó el centenar. 

Mientras, la gente hacía lo que podía por apoyar la causa: en Nezhin muchos ciudadanos se prestaban para ir a los destacamentos del ejército para impedirles que  salieran hacia Kiev, lo mismo hicieron en el aeropuero militar de la ciudad. También al enterarse dónde el gobierno podía pretendía contratar a “titushkis”, fueron a persuadirlos. Recogieron dinero para ayudar económicamente a la causa y nuestro parroco se encargó de llevarlo a Maidán. Un pueblo del sur del país se acostó en los railes del tren para evitar que un tren cargado de soldados llegara hasta Kiev. Ayer una amiga nos contaba las peripecias que ella y su hermana hicieron para llevar mantas y comida a Maidán. Las dos viven lejos del centro y sin metro no fue fácil llegar hasta allí. Pero en el trayecto, se dieron cuenta de que no sólo ellas iban con fardos pesados, un hormigueo de gente en la ciudad se movía hacia Maidán con ropa y comida caliente para los que luchaban. Nos decía viendo tanta solidaridad: “Yo, en un país así, quiero vivir”

El viernes 20 los ministros de exteriores de Francia, Polonia y Alemania se reunieron toda la noche con el presidente y la oposición en la que acordaron la formación de un gobierno provisional, elecciones en diciembre y un cambio en la constitución. Pero Maidán rechazó la propuesta. No estaban dispuestos a que Yanukovich fuera su presidente hasta diciembre. Seguirían luchando. Por la noche cien policías subieron al escenario para comunicarles que estaban dispuestos a luchar a favor del Maidán. Trajeron a los muertos ya identificados en sus féretros y oraron por ellos toda la noche.

El sábado amanecimos con una noticia inesperada: Yanukovich no estaba en Kiev. Los partidos de la oposición se reunieron inmediatamente en el parlamento, formaron el gobierno de transición, derogaron la constitución, liberaron a Yulia Timoshenko y decretaron que Yanukovich no era presidente. Por la tarde en la tele salió él denunciando que lo que estaban haciendo era un golpe de estado.

A esas mismas horas en San Alejandro se celebraba una misa por los caídos. Estuvimos allí. Aún había colchones con heridos e instrumental médico. Para entrar había que ponerse unos plásticos en los pies. Es una norma que en este país tienen los hospitales. En la homilía uno de los obispos auxiliares pidió que la gente no se deje tentar por el espíritu del rencor y la venganza.

Después bajamos con tres jóvenes a Maidán. Estaba llenísimo de gente. Se seguía rezando por los fallecidos en un ambiente de mucha seriedad y de mucha unidad entre los que allí se habían reunido. Mientras estuvimos trajeron a dos de los fallecidos que habían sido identificados ese día. Mientras llegaban a hombros con el féretro destapado, la gente unánime aclamaba: “Héroe”. Despues los dejaban al lado del escenario y un sacerdote con un grupo de ortodoxos cantaba una liturgia fúnebre. No traían a los fallecidos a la vez, sino uno por uno y cada vez se hacían esas oraciones. Todos los que estaban allí presentes tenían la conciencia de que velaban a quienes habían muerto por ellos.  La gratitud, el dolor y la atmósfera de una plaza entera rezando es indescriptible.

Estando allí también dijeron que el presidente había intentado huír en avión pero se lo habían impedido. Hasta el día de hoy sigue desaparecido. Y también anunciaron que estaba de camino hacia Maidán Yulia Timoshenko. Esperamos hasta verla en el escenario. Notamos que el pueblo había “madurado” o mejor, que había tenido un nuevo nacimiento durante estos tres meses de revolución. Se alegraron de verla, pero no recibió las ovaciones de los difuntos y tampoco se dejaron embelesar por sus palabras. La revolución ha surgido del pueblo. No de los políticos y ellos saben que han sido protagonistas de su propia historia y no se quieren dejar engañar.

David dijo a Goliat que éste lucha con lanza y jabalina mientras que él no tiene más fuerza que la de ir en nombre de Dios. Cuando este pueblo lea este episodio llorará porque lo ha comprendido en su propia carne. La fuerza de su oración ha conseguido más que todas las disquisiciones de los políticos de la Unión Europea, América o Rusia. Ha conseguido derrocar al presidente más allá de sus imposiciones y estratagemas.  

El futuro sigue incierto. Quienes están a favor de Maidán no dejarán que el precio tan caro de su libertad sea en vano. Los detractores o escépticos de la revolución continuan perplejos y sin esperanza para soñar una Ucrania nueva. Hay que seguir rezando mucho.






domingo, 23 de febrero de 2014

Catequesis del miércoles del Papa Francisco
 A través de los Sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, el hombre recibe la vida nueva en Cristo. Ahora, todos lo sabemos, esta vida, la llevamos “en vasos de barro” (2 Cor 4,7), estamos todavía sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado, podemos incluso perder la nueva vida. Por esto, Jesús, ha querido que la Iglesia continúe su obra de salvación con el Sacramento de la Reconciliación y el de la Unción de los enfermos, que pueden estar unidos bajo el nombre de “Sacramentos de sanación”. Cuando yo voy a confesarme, es para sanarme: sanarme el alma, sanarme el corazón por algo que hice no está bien.
El perdón de nuestros pecados no es algo que podemos darnos nosotros mismos: yo no puedo decir: “Yo me perdono los pecados”; el perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino es un regalo, es don del Espíritu Santo, que nos colma de la abundancia de la misericordia y la gracia que brota incesantemente del corazón abierto del Cristo crucificado y resucitado. En el tiempo, la celebración de este Sacramento ha pasado de una forma pública  a una personal, a aquella forma reservada de la Confesión. Pero esto no debe hacer perder la matriz eclesial, que constituye el contexto vital. En efecto, es la comunidad cristiana el lugar en el cual se hace presente el Espíritu, el cual renueva los corazones en el amor de Dios y hace de todos los hermanos una sola cosa, en Cristo Jesús. No basta pedir perdón al Señor en la propia mente y en el propio corazón, sino que es necesario confesar humilde y confiadamente los propios pecados al ministro de la Iglesia. En la celebración de este Sacramento, el sacerdote no representa solamente a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que lo alienta
y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana. Alguno puede decir: “Yo me confieso solamente con Dios”. Sí, tú puedes decir a Dios: “Perdóname”, y decirle tus pecados. Pero nuestros pecados son también contra nuestros hermanos, contra la Iglesia y por ello es necesario pedir perdón a la Iglesia y a los hermanos, en la persona del sacerdote. “Pero, padre, ¡me da vergüenza!”. También la vergüenza es buena, es ‘salud’ tener un poco de vergüenza. Nos hace bien, nos hace más humildes. Y el sacerdote recibe con amor y con ternura esta confesión, y en nombre de Dios, perdona.
¿Cuándo ha sido la última vez que te has confesado?¿Dos días, dos semanas, dos años, veinte, cuarenta? Si ha pasado mucho tiempo, ¡no pierdas ni un día más! Ve hacia delante, que el sacerdote será bueno. Está Jesús, allí. Y Jesús es más bueno que los curas, y Jesús te recibe. Te recibe con tanto amor. Sé valiente, y adelante con la Confesión.
Celebrar el Sacramento de la Reconciliación significa estar envueltos en un abrazo afectuoso de la infinita misericordia del Padre. Recordemos la Parábola del hijo que se fue de casa con el dinero de su herencia, despilfarró todo el dinero y luego, cuando ya no tenía nada, decidió regresar a casa, pero no como hijo, sino como siervo. Tanta culpa había en su corazón, y tanta vergüenza. Y la sorpresa fue que cuando comenzó a hablar y a pedir perdón, el Padre no lo dejó hablar: ¡lo abrazó, lo besó e hizo una fiesta!¡Cada vez que nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta!

Llamado por Ucrania; Con ánimo preocupado sigo todo lo que en estos días está sucediendo en Kiev. Aseguro mi cercanía al pueblo ucranio y rezo por las víctimas de las violencias, por sus familiares y por los heridos. Invito a todas las partes a cesar todo tipo de violencia y a buscar la concordia y la paz en el País.

viernes, 21 de febrero de 2014

Nos unimos al dolor de los familiares de las víctimas de la violencia desatada en Kiev en estos días y pedimos para ellos la fortaleza y el consuelo. Agradecemos el testimonio de quienes con mucho riesgo han atendido a las personas que han resistido en Maidan: a quienes han llevado comida, a los médicos voluntarios, ... Que la esperanza de que el amor es más fuerte que la muerte nos libre de dejarnos robar la esperanza de un futuro mejor para Ucrania 

domingo, 9 de febrero de 2014

Os invitamos

El miércoles 12 tendremos un momento de oración en torno a nuestra madre en casa de Amelie. 
Dirección: Bogdana Khmelnitskogo, 32-apt 25, cerca del metro Zoloti Borota

Hora: 19h
Lecturas de la misa dominical
Primera Lectura: Isaías 58,7-10
Así dice el Señor: "Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy." Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía."
Salmo Responsorial: 111
"El justo brilla en las tinieblas como una luz."
Segunda Lectura: I Corintios 2,1-5
Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Evangelio: Mateo 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo."