Evangelii Gaudium
197. El corazón de Dios tiene un sitio
preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo «se hizo pobre» (2 Co 8,9).
Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres. Esta salvación
vino a nosotros a través del«sí» de
una humilde muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran
imperio. El Salvador nació en un pesebre, entre animales, como lo hacían los
hijos de los más pobres; fue presentado en el Templo junto con dos pichones, la
ofrenda de quienes no podían permitirse pagar un cordero; creció en un hogar de
sencillos trabajadores y trabajó con sus manos para ganarse el pan. Cuando comenzó a anunciar el Reino, lo seguían multitudes
de desposeídos, y así manifestó lo que Él mismo dijo:«El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me
ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres» (Lc 4,18). A los que estaban cargados de
dolor, agobiados de pobreza, les aseguró que Dios los tenía en el centro de su
corazón: «¡Felices vosotros, los pobres, porque el Reino de Dios os pertenece!»
(Lc 6,20); con ellos se
identificó: «Tuve hambre y me disteis de comer», y enseñó que la misericordia
hacia ellos es la llave del cielo.
198. Para la
Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural,
sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia».
Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida de fe de todos los
cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5). Ellos tienen mucho que
enseñarnos. Además de participar del sensus
fidei, en sus propios dolores
conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por
ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza
salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia.
Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus
causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a
recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos.
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