jueves, 30 de enero de 2014
sábado, 25 de enero de 2014
№ 178 de Evangelii Gaudium
Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica
descubrir que « con ello le confiere una dignidad infinita » Confesar que el
Hijo de Dios asumió nuestra carne humana. significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios.
Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda
acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene
un sentido social porque « Dios, en Cristo, no redime solamente a la persona
individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres».Confesar
que el Espíritu Santo actúa en todos implica reconocer que Él procura penetrar
toda situación humana y todos los vínculos sociales: « El Espíritu Santo posee
una inventiva infinita, propia de una mente divina, que provee
a desatar los nudos de los sucesos humanos, incluso los más complejos e
impenetrables ». La evangelización procura cooperar también con
esa acción liberadora del Espíritu. El misterio mismo de la Trinidad nos
recuerda que fuimos hechos a imagen de esa comunión divina, por lo cual no
podemos realizarnos ni salvarnos solos.
Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe
entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse y
desarrollarse en toda acción evangelizadora.
La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse amar por Dios y a
amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca en la
vida de la persona y en sus acciones una primera y fundamental reacción:
desear, buscar y cuidar el bien de los demás.
Lecturas de la
misa dominical
LECTURA PRIMERA : Isaías 8,23b-9,3
En otro tiempo el Señor humilló el
país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al
otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en
tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les
brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia,
como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del
opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como
el día de Madián.
SALMO RESPONSORIAL: El Señor es mi luz y mi salvación.
SEGUNDA LECTURA : 1Corintios 1,10-13.17
Os ruego, hermanos, en nombre de
nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Estad bien
unidos con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he enterado por los de Cloe
que hay discordias entre vosotros. Y por eso os hablo así, porque andáis
divididos, diciendo: "Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro,
yo soy de Cristo." ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por
vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo? Porque no me envió Cristo
a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para
no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
EVANGELIO : Mateo
4,12-23
Al enterarse Jesús de que habían
arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en
Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió
lo que habla dicho el profeta Isaías: "País deZabulón y país de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que
habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y
sombras de muerte, una luz les brilló." Entonces comenzó Jesús a predicar
diciendo: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos."
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman
Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues
eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de
hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando
adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que
estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó
también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría
toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino,
curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
sábado, 18 de enero de 2014
Papa Francisco: audiencia general del miércoles 15 de enero
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En virtud del Bautismo nosotros nos transformamos
en discípulos misioneros, llamados a llevar el Evangelio en el mundo Cada
bautizado, cualquiera sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de
su fe, es un sujeto activo de evangelización. El Pueblo de Dios es un Pueblo
discípulo, porque recibe la fe, y misionero, porque transmite la fe. Todos en
la Iglesia somos discípulos y lo somos siempre, por toda la vida; y todos somos
misioneros. Todos: el más pequeño es también misionero y aquel que parece más
grande es discípulo.
Ustedes dirán: "Padre, los obispos no son
discípulos, ellos saben todo. El Papa sabe todo, no es discípulo". También
los obispos y el Papa deben ser discípulos, porque si no lo son, no hacen el
bien y no pueden transmitir la fe. Todos nosotros: ¡discípulos y misioneros!
Recibiendo la fe y el bautismo, acogemos la acción del Espíritu Santo que conduce a confesar a Jesucristo como Hijo de Dios y a llamar Dios “Abbá” (Padre). Todos los bautizados y las bautizadas estamos llamados a vivir y a transmitir la comunión con la Trinidad, porque la evangelización es un llamado a la participación de la comunión trinitaria. Nadie se salva solo. Somos comunidad de creyentes, y en esta comunidad experimentamos la belleza de compartir la experiencia de un amor que nos precede a todos, pero que al mismo tiempo nos pide que seamos “canales” de la gracia los unos por los otros, no obstante nuestros límites y nuestros pecados. La dimensión comunitaria no es sólo un “marco”, sino que es parte integrante de la vida cristiana, del testimonio y de la evangelización
La fe cristiana nace y vive en la Iglesia, y en el
Bautismo las familias y las parroquias celebran la incorporación de un nuevo
miembro a Cristo y a su cuerpo, que es la Iglesia
A propósito de la importancia del Bautismo para el
Pueblo de Dios, es ejemplar la historia de la comunidad cristiana en Japón.
Aquella comunidad sufrió una dura persecución a comienzos del siglo XVII con
numerosos mártires. Los miembros del
clero fueron expulsados y millares de fieles fueron asesinados. La comunidad se
retiró a la clandestinidad, conservando la fe y la oración en el
ocultamiento. Cuando nacía un niño, el
papá o la mamá lo bautizaban, porque todos nosotros podemos bautizar. Cuando después de
aproximadamente dos siglos y medio los misioneros volvieron a Japón, millares
de cristianos salieron a la luz y la Iglesia pudo reflorecer. ¡Habían
sobrevivido con la gracia de su Bautismo! Habían mantenido, aún en secreto, un fuerte
espíritu comunitario, porque el Bautismo los había hecho transformar en un sólo
cuerpo en Cristo: estaban aislados y escondidos, pero eran siempre miembros de
la Iglesia. ¡Podemos aprender tanto de esta historia!
Domingo 19 de enero del 2014
LECTURA PRIMERA:
Isaías 49,3.5-6
El Señor me dijo:
"Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." Y ahora habla el
Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi
fuerza-: "Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y
conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para
que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra."
SALMO RESPONSORIAL: 39
Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad.
SEGUNDA LECTURA:
1Corintios 1,1-3
Yo, Pablo,
llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y Sóstenes, nuestro
hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por
Cristo Jesús, a los santos que él llamó y a todos los demás que en cualquier
lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. La gracia y la
paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
EVANGELIO: Juan 1,29-34
En aquel tiempo,
al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: "Éste es el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: "Tras
de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que
yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea
manifestado a Israel." Y Juan dio testimonio diciendo: "He
contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre
él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
"Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el
que ha de bautizar con Espíritu Santo." Y yo lo he visto, y he dado
testimonio de que éste es el Hijo de Dios."
sábado, 11 de enero de 2014
Domingo 12 de enero, el Bautismo del Señor
Lecturas de la
misa dominical
Primera
Lectura: Isaias 42,1-4.6-7
Asi dice el Senor: "Mirad a mi siervo, a quien
sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espiritu, para
que traiga el dereho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las
calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el
derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado
con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un
pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a
los
cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan
en las tinieblas."
Salmo
Responsorial : El Senor
bendice a su pueblo con la paz.
Segunda lectura: Hechos de
los apostoles 10,34-38
En aquellos dias, Pedro tomo la palabra y dijo:
"Está claro que Dios no hace
distinciones; acepta al que lo teme y practica la
justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas,
anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que
sucedió en el pais de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la
cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la
fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos
por el diablo, porque Dios estaba con Él."
Evangelio: Mateo 3,13-17
En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se
presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
"Soy yo el que necesito que tú me bautices, y tú acudes a mí?" Jesús
le contestó: "Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así lo que Dios quiere."
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió
el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre
Él. Y vino una voz del cielo que decía: "Éste es mi hijo, el amado, mi
predilecto."
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