sábado, 23 de noviembre de 2013

Festividad de Cristo Rey del universo


Desde pequeños hemos mirado a Jesús en la cruz, y me atrevo a decir que siempre nos hemos fijado en ese cartel que le pusieron encima. INRI: “Iesus Nazarenus rex iudaeorum”, Jesús nazareno, el rey de los judíos. ¿Jesús es rey? El pobre Pilato mandó colgar aquel cartel en la parte más alta de la cruz como burla hacia Jesús, pero sin saberlo estaba diciendo de Él una gran verdad: Jesucristo es Rey. Sí, y no sólo “de los judíos”, sino del universo. Hoy celebramos la solemnidad de Cristo como rey universal, el que reina sobre todas las cosas, Señor de cielo y tierra. Al final del año litúrgico, siempre miramos a ese Jesús que reina sirviendo, y entregando su vida por nosotros en la cruz, tal y como nos lo presenta el Evangelio de este domingo.

Los que contemplaban aquel espectáculo, autoridades y pueblo, “hacían muecas a Jesús, diciendo: a otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido”. Nos cuenta S. Lucas que “se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. 
Cuando no se tiene fe, es difícil ver al Mesías en un hombre azotado y crucificado. Pero desde la fe, sabemos que Jesús en la cruz se muestra más rey que en ningún otro sitio. La cruz es el trono del Señor; su corona, de espinas.
Jesús es un rey muy diferente a los que acostumbramos a ver. Su reino es de paz, misericordia, justicia, vida y verdad; un reino que no es de este mundo, y que no tendrá fin.
El rey Jesús nos muestra que Dios actúa desde la debilidad, y no por la fuerza. Qué bien supo entender esto el buen ladrón, crucificado junto a Jesús, cuando le dijo “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Jesús le respondió: “Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”. A ese paraíso también nos invita el Señor, pero antes nos pide que colaboremos con Él en la obra de la salvación. Que hoy, más que nunca, recemos con fuerza aquellas palabras del Padrenuestro: ¡Venga a nosotros tu Reino! ¡Hagamos que Dios reine en nuestro mundo, porque reina en tu vida y en la mía! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario